mi alma se fía en esta vida mía,
que Dios me cría en cada día.
Agonía mía en este día
que Dios me espera y
guía en todo el día.
Consuelos del alma mía,
cuando llegue el día,
fía y ría al terminar el día.
Cómo ardía el alma mía,
en esperar al que me guía
en todo el día y en la noche fría.
Ojalá que en mi último día,
salga al encuentro del amado mío,
para que diga por siempre:
"Alma mía, fía en el amado pío y siga
por siempre a quien me guía día a día
en el sendero recto y estrecho para que
veamos por toda la eternidad al
Dios Uno y Trino con gran alegría".
Amén.
Elaborado el sábado, 4 de febrero de 2012
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