de tu palabra salió el verbo y el verbo se hizo carne,
para habitar en nuestros corazones sedientos de ti;
¡Oh Señor Jesucristo! tú nos enseñas mediante parábolas
lo misericordioso, bondadoso, amoroso
y justo que eres por excelencia.
¡Oh Mi Señor! Tú nos conoces cuan débiles somos,
Ayúdanos a pensar antes de decir una palabra mal dicha
que pueda herir el corazón de nuestro prójimo,
ayúdanos para que nuestras palabras sean constructivas
y mensajeras de tu amor infinito,
Ayúdanos a no hablar nunca mal de nadie,
Aleja de nosotros los chismes y las habladurías de la gente,
Cierra nuestros oídos a los diálogos que te ofenden,
No permitas que participemos en ellos agrediendo a los demás.
¡Oh Padre Eterno! aleja las tres D que corrompen las palabras:
La D de la división, La D del divorcio y la D del demonio;
¡Oh Señor! más bien, ayúdanos a fomentar en nuestro corazón
Las tres D que enriquecen las palabras:
La D de los buenos detalles, la D del diálogo y la D de Dios
Para que sean palabras de oración,
Palabras de bendición,
Palabras de humildad,
Palabras de intercesión,
Palabras de agradecimiento
Y palabras de amor a tu Santo Nombre
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Elaborado el domingo, 14 de octubre de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario