¡Oh amado Señor! cuánto me cuesta hacer las cosas,
a veces el miedo a fracasar me deja inmóvil,
no me gusta trabajar sabiendo que es importante,
se me hace un mundo empezar mi proyecto de vida,
pienso que no estoy hecho(a) para este mundo y
me refugio en mi zona de confort rutinario.
¡Oh Padre Santo! a veces quiero que las cosas se hagan por sí solas,
que no me impliquen un esfuerzo que me saque de mi desidia,
pero cuando otros avanzan y yo me quedo atrás, siento vergüenza;
mis seres queridos mantienen esperanza que salga adelante,
eso me entristece, generando en mí, la fatal mediocridad;
viviendo en las sombras para que nadie me cuestione.
¡Oh Señor! sé que lo puedes todo y te pido humildemente:
dame trabajo, oración y diligencia en mis pequeñas acciones;
tal vez, avance de a poquitos, pero con tu ayuda se me hará más fácil;
ayúdame aprender de las fatigas y de los esfuerzos diarios de la vida,
ganándome el pan, por medio de un oficio, con el sudor de mi frente;
dame un espíritu de laboriosidad y de trabajo intenso,
para llevarte a otros lugares donde no te conocen mi Cristo amado,
y por medio tuyo, seamos sal y luz para todos los que necesitan de ti.
Amén.
Elaborado el sábado, 26 de octubre de 2013
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