si la tentación ya entró a tu imaginación,
es muy probable que caigas en perdición,
antes, arrepiéntete y entra en mortificación,
con humildad y sencillez de corazón.
Al eterno Dios pide ayuda en oración,
si sigue el ataque de pensamiento procura lamentación,
porque las lágrimas del dolor es también adoración,
que el mismo Dios olvida el castigo y entra en acción,
enviando ayuda de los santos y del celestial batallón.
Con tal ayuda del cielo entra en pronta reconciliación,
pidiendo perdón a Dios y reparando con santa humillación,
para nunca más ofenderlo y no caer en la eterna maldición,
porque el Santo Cristo se entregó para nuestra salvación,
pagando el precio de nuestros pecados con su Santísima Pasión.
Amén..
Elaborado el sábado, 12 de enero de 2013
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