te entregas con amor como un cordero tierno y dócil,
pagando el precio de la redención por toda la humanidad,
ayudándonos en los momentos difíciles de nuestra vida,
como tú siempre nos llamas a no tener miedo, diciéndonos:
“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados,
y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo,
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas.
Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. (Mateo 11,29)
Ayúdanos a tener fe para vencer los miedos que se presentan en nuestro corazón,
ayúdanos a tener confianza plena en el océano infinito de tu Misericordia Divina,
ayúdanos a realizar obras de caridad por los que necesitan de nuestra ayuda
y no permitas que perdamos la brújula de nuestra vida, más bien,
ayúdanos a crecer en gracia y santidad contigo amado Cristo.
Amén.
Elaborado el sábado, 17 de marzo de 2012
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