sencillez sublime del alma,
martirio admirable de tu amor a Dios,
melodía celestial que sale del corazón,
pozo infinito de caridad por el prójimo,
ermita de trabajo y oración a Cristo.
Maravillosa Flor de América,
fragancia de Santidad que contagias,
creyente de la esperanza y la verdad,
sensible a las necesidades de los pobres;
obtenednos las gracias de la Virgen María
para que nunca caigamos en las tinieblas
y siempre cumplamos la Santa voluntad
de Dios sin cuestionamientos ni retrasos.
Rosa de Mi Corazón, como tú dijiste:
"Señor, auméntame los sufrimientos,
pero auméntame en la misma medida tu amor";
ayúdanos a sobrellevar nuestras aflicciones
con mucha prudencia, amor y alegría;
para que cuando termine nuestro tiempo terrenal,
gocemos de la compañía de nuestro amado Jesús
y de la plenitud del cielo por toda la eternidad.
Amén.
Elaborado el sábado, 18 de agosto de 2012
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